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viernes, 3 de noviembre de 2006

Aleluya: dos ladrones irán presos...

Cualquier excusa es buena para tomarse una copa de vino tinto, especialmente con los últimos estudios que indican que no sólo previene derrames cerebrales sino que alarga la vida. Pero cuando dos amigos íntimos de Pedro Rosselló, dos de sus colaboradores más cercanos, uno su director de campaña y el otro su secretario de la gobernación, salen culpables por extorsión, perjurio, por robo, sobran las razones para celebrar. Siempre estará el imbécil que sentirá pena. Yo no. Yo celebro. Porque cuando los pobres roban les caen con todo el peso de la ley. Pero si son los ricos del país el sistema los protege. En este caso el Dr. René Vázquez Botet y Marcos Morell no tuvieron la protección del sistema porque el cartel del Partido Nuevo Progresista decidió no protegerlos. Van para la cárcel, como se merecen. Por ladrones miserables. Sólo queda confiar en que uno de los dos doblará las rodillas y a cambio de una sentencia leve decida hacer lo que la patria reclama: entregar al capo mayor, a Pedro Rosselló. Lo que sucedió hoy con las convicciones de Vázquez Botet y Morell son el principio del fin para Rosselló. Para ese guardo una botella especial. Un vino celestial.

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