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martes, 31 de enero de 2006

Cuando los penes dan pena

Ayer borré el mensaje número 1,000 con una oferta para que me alargue el pene. No sé de dónde salió esta industria de alargamiento penal pero aparentemente está dejando mucho dinero. Que significa que debe haber muchos hombres insatisfechos con sus penes. La cosa es que esto se ha salido de control y ahora mis amigas están recibiendo ofertas para que se alarguen el pene también. No es una oferta para que se lo alarguen a sus compañeros, sino el que obviamente ellas, por razones harto biológicas, no poseen.


Presumo que lo que venden en estas ofertas es algún tipo de pastilla que por supuesto no sirve para nada. Sólo conozco dos formas biológicas de alargar el pene: a través de las erecciones, donde aumenta considerablemente el tamaño debido a que un tejido esponjoso se llena de sangre, o agarrando una cuerda, amarrando el glande o cabeza y halándolo con fuerza hasta que se le salgan las lágrimas y lo arranque de cuajo. Me pregunto porqué no hay ofertas paralelas para agrandar vaginas. Presumo que habrán mujeres con vaginitas a las cuales les gustaría estirárselas. O quién sabe, inyectarse silicón en los labios vaginales.

He ahí toda una industria. Vaginas siliconizadas. Esto me suena a que las mujeres están más satisfechas con sus vaginas que los hombres con sus penes. Puede que sea por que las vaginas tienen monólogos y así se mantienen emocionalmente estables. Que yo sepa los penes nunca han hablado solos. Quizás eso los lleve a un estado de depresión y de ahí que se quieran encerrar en el primer hueco que encuentren. Así le huyen a los problemas. Volviendo al tamaño, sería interesante saber qué hacen los infelices insatisfechos con sus penitos. Se toman la pepita, sacan la regla y se miden. Todos los días. A la semana, al no ver cambio, se duplican la dosis y el pene igual. Esto del pene da pena. Creo que cada cual debe estar satisfecho con lo que la naturaleza le dio. Y no importa el tamaño, por lo menos cosquillas debe dar.

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