Bajo el titular "Llega Trump a la Fortaleza" el periódico "El Nuevo Día" ha tenido un orgasmo mediático múltiple. Nos informa el periodiquito que Su Majestad Trump llegó a la Fortaleza con un séquito de pelagatos de Río Grande que lo escoltaron hasta el Palacio de Santa Cachucha, como diría Robin el amigo de Batman. Allí lo recibió, a él y a su progenie, nada menos que el Gobernador de Puerto Rico, quien no tuvo la dignidad de mantenerse dentro de la Fortaleza en lo que llegaba el Trumpeta sino que salió afuera a recibirlo.
Trump está en Puerto Rico para la inauguración de un hotelazo con campos de golf y lujos mayúsculos fuera del alcance de casi todos los puertorriqueños. Allí nunca podrán ir los 45,000 empleados gubernamentales que Luis Fortuño echará a la calle. Mucho menos irá la madre de la niña que rompió en llantos en una conferencia de prensa cuando le preguntó a Fortuño, muy controlada al principio y a lágrima viva después, que por qué no tomó medidas sugeridas por otros que habrían evitado que su madre entrara a las filas del desempleo.
No sé si es la edad o la luna está en sincronía con algún objeto celestial. Lo cierto es que últimamente he estado demasiado sensible. Veo una niña llorando porque su madre perderá su empleo y se me forma un taco en los dedos con los que escribo. Veo a los legisladores arrogantes y prepotentes hartándose de dinero y se me cierra el puño. Escucho al Superintendente de la Policía, Figueroa "Pepper Spray" Sancha hablar de cómo tiene preparada a la Fuerza de Choque para "eventualidades" y me da cosa. Veo una sencilla flor de miramelinda y se me aguan los ojos.
Mientras tanto en la Fortaleza se han puesto boca abajo para recibir en alfombra humana al Trumpeta. Suenan los tambores. Es un tuntún de pasa y grifería. Sólo que al revés.
Trump está en Puerto Rico para la inauguración de un hotelazo con campos de golf y lujos mayúsculos fuera del alcance de casi todos los puertorriqueños. Allí nunca podrán ir los 45,000 empleados gubernamentales que Luis Fortuño echará a la calle. Mucho menos irá la madre de la niña que rompió en llantos en una conferencia de prensa cuando le preguntó a Fortuño, muy controlada al principio y a lágrima viva después, que por qué no tomó medidas sugeridas por otros que habrían evitado que su madre entrara a las filas del desempleo.
No sé si es la edad o la luna está en sincronía con algún objeto celestial. Lo cierto es que últimamente he estado demasiado sensible. Veo una niña llorando porque su madre perderá su empleo y se me forma un taco en los dedos con los que escribo. Veo a los legisladores arrogantes y prepotentes hartándose de dinero y se me cierra el puño. Escucho al Superintendente de la Policía, Figueroa "Pepper Spray" Sancha hablar de cómo tiene preparada a la Fuerza de Choque para "eventualidades" y me da cosa. Veo una sencilla flor de miramelinda y se me aguan los ojos.
Mientras tanto en la Fortaleza se han puesto boca abajo para recibir en alfombra humana al Trumpeta. Suenan los tambores. Es un tuntún de pasa y grifería. Sólo que al revés.
Definitivamente Fortuño al ver la corbata rosa se eñangoto, el hotel debe ser para desplumar a sus futuros clientes mientras beben piña colada, lo de la niña es el grado de desesperación de la gente reflejado en sus hijos (que lamentable y triste), "Pepper Spray" esta acostumbrado a no dar explicaciones claras, ya que la regionalización de la policía todavía esta a medio definir con una explicación murmurada y a mi leer todos los días los periódicos me da depresión y vergüenza ajena.
ResponderBorrarRafa:
ResponderBorrarÍdem.