Puerto Rico, Te Nombro Colonia Bananera

Vivir en este país no es cosa fácil. No con todo lo que tenemos que soportar con los políticos de turno. En medio de una de las peores crisis económicas en nuestra historia, la Legislatura está enfrascada en una discusión sobre si le ponen el nombre del ex gobernador Pedro Rosselló al Centro de Convenciones de Puerto Rico. Es que le quitan a uno las ganas de mantener un blog. Son cosas que te drenan la fuerza, te chupan el deseo de escribir, te dan ganas de dirigirte al aeropuerto y comprar un boleto de ida. Sin regreso.

Pero aquí estamos. Luchando por este país porque después de todo es nuestro. No es de ellos. Que le pongan el maldito nombre que quieran, si al fin y al cabo eso no tiene mayor trascendencia en este momento. Algún día se lo volvemos a cambiar a algo más significativo. Algo así como Centro de Convenciones de Puerto Rico.

Esa gente en la Legislatura es la que mira con desdén a los países vecinos, a los que lo más probable nunca ha visitado, y se refiere a ellos como "repúblicas bananeras". Como si la frase ignorante nos mejorara la calidad de vida. Qué risa. Usar esa frase desde la colonia bananera. No, si es que hay que fastidiarse. Para colmo el gobernador Luis Fortuño se unió a la orgía baptismal sugiriendo que el Coliseo José Miguel Agrelot tenga dos nombres; uno local y otro para la gente de la banda allá. Es que en este país no hay nada más importante que hacer. Yo te nombro. Yo te nombro. Yo te nombro. Es que nombrar es un acto divino: "y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche" (Génesis 1:5).

Legisladores, los nombro irresponsables. El Capitolio, lo nombro letrina. Yo nombro.