Una caloría es la cantidad de energía que se necesita para aumentar la temperatura de un gramo de agua en un grado centígrado. Es poca cosa. Tan poca es que si fuéramos a medir nuestro consumo de energía en calorías tendríamos que hablar de cientos de miles de ellas. Por eso se usa el término kilocaloría, que son mil, para referirnos a nuestro gasto energético. Algunos científicos decidieron usar el término Caloría, con mayúscula, en vez de kilocaloría y reservaron el término en minúsculas para referirse a una sola. Desafortunado embarre idiomático porque cuando por ahí se habla de calorías están hablando de las mayúsculas. Por tanto, el refresco carbonatado de 110 calorías tiene en realidad 110,000.
Los humanos necesitamos un promedio de 2,200 Calorías diarias para llevar a cabo nuestras funciones. Un desayuno fuerte le puede proveer unas 500 Calorías. Un buen almuerzo en una cafetería con carne frita, arroz y habichuelas le puede dar unas 1,000. Tres gaseosas, trescientas más. Los esnacs del día 500. La cena 1,200. Los esnacs de la noche 500 más. Sume y verá por qué el 65 % de nuestra población está sobrepeso y casi el 30% está obesa. Nuestro estilo de vida sedentario agrava la situación. Por eso yo corría. Llegué a correr hasta ocho millas sin detenerme, por las carreteras de Cayey temprano un domingo. Además moderé lo que comía.
Corrí en el Teodoro Moscoso. Seis millas bajo el sol. Diez kilómetros de lucha. Había tanta gente que cuando pude comenzar a correr los africanos ya estaban llegando a la meta. Pero el exceso de grasa se fue. Yo era un hombre de carne magra. 100% U.S.D.A. Choice. Pero cambió mi estilo de vida. Cada vez encontré más difícil adaptar mis responsabilidades a mi estilo de vida saludable. Y dejé de correr. Pero volveré. No puedo rendirme a la profecía de mi hija Amaris cuando una vez, mientras me ejercitaba sentenció “Esa pipa nunca va a desaparecer”.
Tags: ejercicios Calorías
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Opina aquí