En estos días, como cada cuatro años, me sentí insultado por el alcalde local cuando el municipio volvió a pavimentar la carretera del lugar donde vivo. El problema no es que tarde tando (ojalá fuera anual), sino que es precisamente en el año de elecciones donde todos los alcaldes de Puerto Rico creen que con un lambío de vaca a nuestras carreteras se ganaron nuestro voto.
Ahora me siento nuevamente insultado, pero a la enésima potencia, por la oferta mendruguera de Hillary Clinton a los puertorriqueños para ganar la primaria local (Obama hizo lo propio recientemente). Más de esto y más de lo otro si los pororricans le dan el apoyo. Hay que ver a los políticos locales salivando como perros con las promesas hipócritas de la Clinton. Y hay que ver a los populares metiendo el cabayo de Troya de las primarias presidenciales en la política boricua.
¿Seré yo o es que hay más gente bruta en este país de la que había calculado? ¿Y cómo se dirá lambío de vaca en inglés?
Ahora me siento nuevamente insultado, pero a la enésima potencia, por la oferta mendruguera de Hillary Clinton a los puertorriqueños para ganar la primaria local (Obama hizo lo propio recientemente). Más de esto y más de lo otro si los pororricans le dan el apoyo. Hay que ver a los políticos locales salivando como perros con las promesas hipócritas de la Clinton. Y hay que ver a los populares metiendo el cabayo de Troya de las primarias presidenciales en la política boricua.
¿Seré yo o es que hay más gente bruta en este país de la que había calculado? ¿Y cómo se dirá lambío de vaca en inglés?
Honestamente, tal vez no hay tanto bruto, pero sí muchísimos vagos. Estoy convencida que en este país hay muchos que se niegan a pensar porque eso los cansa. Y ni preguntes del sentido común.
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