Reflexiones Porcinas Ante La Inminente Llegada De Un Virus Humano

Siempre me ha fascinado el tema de la influenza. Hace años leí el clásico libro sobre la pandemia del 1918 titulado The Great Influenza, escrito por John Barry, y he seguido atento lo que está sucediendo con los casos de la gripe porcina actual. Basado en mis observaciones y lecturas, me atrevo a hacer las siguientes reflexiones, sobre todo dado que este Gobierno es muy dado a reflexionar:

1. El Gobierno no está preparado.

El Gobierno de Puerto Rico, contrario a lo que ha dicho a través de los medios de comunicación, no está listo para la llegada de la gripe a la isla. Impera aquí una actitud de laissez faire, de dejar que la cosa tome su propio curso. Sobre todo preocupa la crasa ineptitud de nada menos que el Secretario de Salud, quien dijo ayer que esto se podría convertir en una pandemia”. Bueno, esto se convertirá en una pandemia.


2. El efecto sobre Puerto Rico no será tan grave como en otros lugares.

La razón por la que pienso esto no se debe a la naturaleza del virus sino de los puertorriqueños. Una cosa buena que tenemos, entre muchas otras por supuesto, es nuestra tendencia a buscar atención médica por la mínima razón. Es una característica cultural que incluso distingue a los boricuas en EEUU de otros grupos, según leí en un estudio cuya ficha no recuerdo. Como ejemplo, Puerto Rico tiene una de las tasas de vacunación (para las enfermedades comunes) más altas del planeta. Esto hará que cuando llegue la gripe A/H1N1, porque llegará, contrario a los pronósticos del Secretario de Salud, los afectados inmediatamente buscarán ayuda médica.

Esto contrasta con lo que sucedió en México. Se sabe ahora que por lo menos desde principios de marzo se habían dado casos pero las personas usaron remedios caseros para tratarse la enfermedad, una práctica aparentemente común en muchos sectores de ese país. Esto agravó la situación, y podría explicar la alta tasa de mortalidad allí vis a vis la de los casos de EEUU.

3. La enfermedad vendrá en dos fases.

La primera, la actual, será relativamente tenue en cuanto a los síntomas y daños al cuerpo. Será seguida meses después por una segunda ola de infecciones con una variante mucho más patógena y peligrosa. Así ha sido en la mayoría de las pandemias con este virus. El problema con esta segunda fase es que mucha gente, a través del mundo, bajará la guardia y facilitará la propagación viral. La primera fase proveerá el beneficio de inmunizar de forma natural a los que la sufran.

4. Podría generarse una grave escasez de alimentos, aún en Puerto Rico.

Nosotros no tenemos una memoria histórica que nos permita hacer predicciones sobre nuestro comportamiento ante una epidemia tan seria. Lo más cercano han sido epidemias de dengue, cuya tasa de infección jamás comparará con la que se espera con la gripe. El problema está en que el comercio internacional se puede ver seriamente afectado por lo que no sería raro que se afecte el envío de alimentos. Por supuesto, llegará suficiente comida. El problema será la histeria que se puede apoderar de muchos puertorriqueños ante el miedo irracional de quedarse sin alimentos. Esto provocaría un acaparamiento de las reservas de comida. La gente inundará los supermercados y comprará como si el mundo se fuera a acabar. De hecho, muchos boricuas ya han practicado esto.

Cada vez que anuncian una huracán, aunque esté todavía más cerca de Cabo Verde que de Puerto Rico, miles se lanzan a comprar toda el agua embotellada, galletas y alimentos enlatados que encuentren a su paso. Ya en México se ha reportado acaparamiento de las reservas de agua embotellada en muchos lugares por lo que este escenario no debe sonar tan ficticio. Un elemento que puede contribuir a esto es la relativa homogeneidad cultural de los puertoriqueños. Independientemente de nuestras diferencias ideológicas, religiosas o de otra índole, tendemos a actuar de forma similar ante los eventos. Es el llamado “pack behavior”. Nuestra conducta de grupo es tal que cuando alguien grite lobo muchos se lanzarán a correr sin preguntarse si en realidad el lobo viene.

5. Siempre habrá imbéciles que no sabrán lo que está pasando.

Estos son los que se quedan mirando a la luna de Valencia. Gente que por fuera parece normal e inteligente y son brutos a los que la evolución ha traicionado. O que están en proceso de evolución retrógrada, regresando los ancestros simiescos de los humanos. No importa cuánto se anuncie la cosa ni cuánto se publique sobre el caso, hay gente que simplemente creerá que tiene una gripe normal, una monga como le decimos aquí, se pasarán la mano sucia por la nariz y tocarán cuanto objeto haya exponiendo así a los incautos que luego se contagiarán. Son los que anunciarán orgullosos que no se les puede pegar el contagio porque dejaron de comer carne de cerdo. Esta es la misma gente que en junio, cuando entre la señal digital de televisión y se apaguen las transmisiones en análogo, se quedará perpleja mirando el televisor y preguntándose qué rayos ha pasado. Para colmo, comparten otra cosa negativa: son mantenidos del Estado. Gente productiva que no produce. Que se queda en su casa todo el día mirando al televisor, comiendo y sin hacer más na´, como en la canción aquella de El Gran Combo.

Ojalá me equivoque en algunas o todas estas reflexiones. Ojalá la gripe nunca llegue a Puerto Rico. Ojalá el Secretario de Salud no sea un inepto irresponsable y tenga razón.