Los chinos de China nos van a matar con sus porquerías

En los últimos tres años he acumulado cinco tocadevedés dañados. No me animaba a botarlos pensando que a lo mejor se les había roto alguna tontería que con algún manualcito yo mismo podría arreglar. El primero era un tocador múltiple. Se tragaba cinco películas a la vez y las cambiabas con el remoto. No sé en qué estado de vagancia me encontraba cuando lo compré que me quería ahorrar el viaje desde el sofá al televisor para poner una película nueva. Se dañó antes de cumplir un año.

El mismo día me dirigí al WalMart más cercano y compré la unidad más barata, hecha al igual que la anterior, en China. Me costó unos 35 dólares por lo que cuando se dañó a los seis meses simplemente fui y compré una similar. Así hasta que me harté y decidí comprarme una unidad japonesa marca Toshiba. Pagué precio premium pero entendía que valía la pena. Los chinos no sabrán hacer cosas de calidad pero los japoneses se han quedado con el mercado de electrónicos precisamente por lo bueno de sus productos. No han pasado seis meses y ya se dañó. Para colmo se quedó con una película adentro por lo que cogí un destornillador, abrí la cosa y resolví el DVDjacking. Entonces me surgió la duda. No podía ser. Busqué la parte de atrás del aparato y claramente decía: Marca Toshiba, de Japón. FABRICADO EN CHINA. Maldita sea. Los chinos no sólo se están quedando con todo el acero, petróleo y cemento del mundo sino que están llenando el globo terráqueo de porquerías. Pura basura.

Sino lo creen pregúntenle a los miles de niños chinos que recibieron peluches de regalos y descubrieron que estaban rellenos de basura. Literalmente. Envases vacíos de fideos, papel y arena, entre otras cosas. Lo peor es que el algodón que usaron está contaminado con sustancias tóxicas severas que pueden causar grave daño físico. La pega que usaron para pegar ojos y narices es tan floja que se desprenden fácilmente con el potencial de causar asfixia si un niño se lo traga.

O también le pueden preguntar a los perros, bueno, ya no que murieron, que fueron alimentados recientemente en Estados Unidos y Canadá con comida enlatada que contenía melamina , un ingrediente tóxico usado en fertilizantes. Ayer se informó que el gobierno de Nicaragua decomisó 6,000 tubos de una pasta dental con un ingrediente que ha causado la muerte a 51 personas en Panamá. Esta pasta contiene glicol dietileno, una sustancia tóxica que se usa líquido de frenos y anticongelantes. En Panamá se usó para fabricar medicamentos tales como sirop contra el catarro. Los fabricantes panameños usaron un ingrediente que los chinos habían marcado falsamente como glicerina, un producto seguro, pero que contenía glicol dietileno.

La agencia federal “Food and Drug Administration” emitió una advertencia de que un pescado identificado como “monkfish” era en realidad el venenoso pescado “buffer fish”. De hecho, dos personas resultaron hospitalizadas con altos niveles de tetrodotoxina, el veneno encontrado en el pez venenoso.

Por supuesto que estos deben ser casos aislados. No todo lo que sale de China es malo. Pero explíquele eso a cada uno de los familiares de los panameños que murieron. En lo que a mí respecta mientras pueda, y hasta que China no ponga sus cosas en orden, le huiré a todo lo “Hecho en China” como el diablo a la cruz, si es que existe.

Actualización a este post: Elmo, en el televisor chino de Patricia, se ve azul. Si algo tengo claro es que ese maldito pájaro es rojo.

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