domingo, 22 de mayo de 2005

El día que volvió Nandito

Edwin Vázquez de Jesús
Puerto Rico, Antillas Unidas


Orlando Camacho Arroyo, un niño de 12 años, se perdío hace unos días en un espeso bosque en el área de El Tuque en Ponce. Durante 43 horas la nación puertorriqueña esperó con ansiedad a que Nandito, como le llaman, fuera encontrado. Muchos temieron lo peor porque las intensas lluvias de esos días habían causado fuertes crecidas de los ríos del área sur, donde ubica Ponce. Y entonces, hace dos días ocurrió el milagro. Nandito encontró la ruta de la vida al divisar un enorme tanque de agua por entre la espesura del bosque que le quitaría la vida y caminó hacia él. El tanque era su faro de salvación. Y Nandito siguió su luz. Con él caminaba una nación herida, buscando la claridad, salir de la espesura que le rasgaba la piel, caminando con Nandito sin rendirse, porque esta nación no se rinde, cruzando el río todavía crecido, arriesgándolo todo porque al otro lado de la ribera, más allá de la ribera, por entre los árboles todos veíamos el tanque de agua.

Afuera, más allá del bosque, el resto, los que no caminaban con nosotros, los que se sientan en la Legislatura hundiendo al país con sus luchas de poder, los pedrorossellós de esta isla, los ladrones miserables que todavía buscan el poder para robarse la cruz porque los clavos se los llevaron hace tiempo, allá afuera, no vieron el tanque. Esos siguen perdidos, caminando a ciegas, dando tumbos y tumbando. Pero en el bosque no nos detuvimos y salimos con un niño de la espesura oscura a la luz de la vida. Ayer en El Tuque los vecinos hicieron una fiesta para recibir a Nandito. Ayer en El Tuque una nación rió, cantó y bailó en las calles. El día que volvió Nandito regresó con una nación detrás.

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