lunes, 4 de septiembre de 2006

El Maldito Pueblo de Dios

Hoy se congregarán las turbas pseudo cristianas frente al Capitolio de Puerto Rico para celebrar el Día de Clamor a Dios. Allí, la derecha fundamentalista y fanática, dirigida por el reverendo empresario Jorge Raschke, le orará a Dios, como todos los años para que proteja y bendiga a Puerto Rico. Allí, como todos los años, la escoria política de Puerto Rico se sentará en la tarima a hacer acto de hipocresía, cosa que se les hace muy fácil. Según Raschke este año no sólo orarán por Puerto Rico sino por el supuesto pueblo de Dios. Quiere decir por Israel, que según ellos, tiene todo el derecho a defenderse de los ataques de los árabes que los rodean. Justificarán así los ataques de Israel contra la nación de el Líbano, las muertes criminales de niños, niñas, y viejos inocentes, entre otros, el ataque desmedido, desproporcionado e injustificado contra un pueblo que no se merecía la destrucción de su infraestructura básica ni la muerte, por cientos, de sus ciudadanos. Rashke citará la biblia. La levantará en sus manos. Y los políticos de pacotilla sentados en la tarima asentirán con sus cabezas. Cacería de votos. Cada uno de los fanáticos congregados representará la posibilidad de regresar en el 2008 a mamar de la teta de los fondos públicos.

No sé qué parte de la biblia citará Rashke. Pero dudo que sea la del libro de Josúe, donde se relata la conquista violenta del Líbano por las tribus israelitas. Dudo que cite el mandato de su dios Jehová que los mandó a matar a todos los habitantes de una ciudad que no les había hecho absolutamente nada. Se nos relata en la biblia:

"Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había: hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas y los asnos.” (Josué 6:21).

Cabe señalar que sólo se salvó una prostituta, y su familia, con la que se habían acostado los dos espías que Josué había enviado previamente a Jericó. Presumo que los espías lo veían como beneficios marginales de un trabajo riesgoso. La conquista de los territorios que hoy ocupa Israel se llevó a cabo a masacre limpia. Así lo narra la biblia. Después de tomar Jericó los israelitas siguieron declarándole la guerra y conquistando todos los pueblos a su paso. A filo de espada. Llama la atención la frase de que acabaron con “todo lo que tenía vida”. Eso incluía, por supuesto, a los niños y niñas. Cito nuevamente de la biblia:

Aquel mismo día tomó Josué a Maceda, la pasó a filo de espada y mató a su rey; los destruyó por completo, con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar nada, e hizo con el rey de Maceda como había hecho con el rey de Jericó. De Maceda pasó Josué, con todo Israel, a Libna, y la atacó. Y Jehová la entregó también, junto con su rey, en manos de Israel, que la pasó a filo de espada, con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar nada, e hizo con su rey de la manera como había hecho con el rey de Jericó. (Josué capítulo 10)


O sea, los israelitas ya tenían práctica de sobra en el arte de las masacres en nombre de su dios. Por eso es que lo hacen tan bien. Y hoy miles de religiosos estarán orando frente al Capitolio para que Dios los ayude a hacerlo mejor.

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