El infierno de osopeludo23
Una novela del ciberespacio
Edwin Vázquez de Jesús
Lea los capítulos 1-2 más abajo
Capítulo 3: Osopeludo23 comete un error garrafal
X no podía dormir. Una de esas noches. Miró el reloj y marcaba las 1:23 de la mañana. Dio vueltas en la cama. Su esposa dormía como si el mundo no existiera. Siempre envidió el sueño de Verónica. Los leves ronquidos que marcaban las horas del reloj.
Película o Internet. Ese era el dilema tecnológico. Nada de trabajo. Sería otra noche desvelado. Pensó en Oso Peludo. No entendía los últimos anónimos dejados en su blog. No los publicaría, por supuesto, pero algo no le hacía sentido. Amanda Liengo. Los últimos mensajes anónimos hacían referencia una y otra vez a ella. Le hablaban sobre la relación que él había mantenido con ella.
Sólo había un problema. Él ni la conocía. Recordaba haber sostenido una que otra conversación a través del Messenger. Cosas sobre sus hijas. “Small talk”, como dirían los gringos. Sin embargo estos anónimos seguían llegando. “Escribe sobre Amanda”. “Publica tus emails con Amanda”. ¿Te gustaría que Verónica, tu esposa, recibiera un sobre con una transcripción de tus chateos e emails con Amanda? Era confuso. Por supuesto le había enseñado los mensajes a Verónica. Ella estaba al tanto de todo. Leyó todos y cada uno de los anónimos.
Verónica lo miró fijamente a los ojos y le dijo algo que cambiaría el orden de las cosas y lo que sucedería en los próximos días. Él no había pensado en esto. No lo recordaba. –“Recuerdas a aquel pendejo que se llama como tú y que tiene una dirección de correo electrónico casi idéntica a la tuya?”- “¿Acaso osopeludo23 será tan imbécil que los ha confundido?”-
X dio vueltas en el cuarto pensando en la posibilidad. En su cerebro varias neuronas hicieron click. Cosas que no le hacían sentido ahora lo tenían. Recordó todos los emails que recibió de mujeres extrañas. Emails dirigidos a otro que se llamaba como él. Un depredador sexual suelto en el ciberespacio. Y los insultos de alguna menor de edad reclamándole por el daño que le había hecho a su madre. Cosa que él no había hecho. Cosa que nunca haría.
Pensó un rato y la teoría cobró forma. Por supuesto era sólo eso. Una teoría. Pero algo tenía claro en su mente. Independientemente de si Oso Peludo había cometido el error garrafal de equivocarse de persona la decisión estaba tomada. Oso Peludo no sabía algo que él sabía. X estaba desajustado emocionalmente. Profundamente. Y buscaba a una víctima. El depredador se convertiría en el depredado. Oso Peludo había cometido un grave error.
Una novela del ciberespacio
Edwin Vázquez de Jesús
Lea los capítulos 1-2 más abajo
Capítulo 3: Osopeludo23 comete un error garrafal
X no podía dormir. Una de esas noches. Miró el reloj y marcaba las 1:23 de la mañana. Dio vueltas en la cama. Su esposa dormía como si el mundo no existiera. Siempre envidió el sueño de Verónica. Los leves ronquidos que marcaban las horas del reloj.
Película o Internet. Ese era el dilema tecnológico. Nada de trabajo. Sería otra noche desvelado. Pensó en Oso Peludo. No entendía los últimos anónimos dejados en su blog. No los publicaría, por supuesto, pero algo no le hacía sentido. Amanda Liengo. Los últimos mensajes anónimos hacían referencia una y otra vez a ella. Le hablaban sobre la relación que él había mantenido con ella.
Sólo había un problema. Él ni la conocía. Recordaba haber sostenido una que otra conversación a través del Messenger. Cosas sobre sus hijas. “Small talk”, como dirían los gringos. Sin embargo estos anónimos seguían llegando. “Escribe sobre Amanda”. “Publica tus emails con Amanda”. ¿Te gustaría que Verónica, tu esposa, recibiera un sobre con una transcripción de tus chateos e emails con Amanda? Era confuso. Por supuesto le había enseñado los mensajes a Verónica. Ella estaba al tanto de todo. Leyó todos y cada uno de los anónimos.
Verónica lo miró fijamente a los ojos y le dijo algo que cambiaría el orden de las cosas y lo que sucedería en los próximos días. Él no había pensado en esto. No lo recordaba. –“Recuerdas a aquel pendejo que se llama como tú y que tiene una dirección de correo electrónico casi idéntica a la tuya?”- “¿Acaso osopeludo23 será tan imbécil que los ha confundido?”-
X dio vueltas en el cuarto pensando en la posibilidad. En su cerebro varias neuronas hicieron click. Cosas que no le hacían sentido ahora lo tenían. Recordó todos los emails que recibió de mujeres extrañas. Emails dirigidos a otro que se llamaba como él. Un depredador sexual suelto en el ciberespacio. Y los insultos de alguna menor de edad reclamándole por el daño que le había hecho a su madre. Cosa que él no había hecho. Cosa que nunca haría.
Pensó un rato y la teoría cobró forma. Por supuesto era sólo eso. Una teoría. Pero algo tenía claro en su mente. Independientemente de si Oso Peludo había cometido el error garrafal de equivocarse de persona la decisión estaba tomada. Oso Peludo no sabía algo que él sabía. X estaba desajustado emocionalmente. Profundamente. Y buscaba a una víctima. El depredador se convertiría en el depredado. Oso Peludo había cometido un grave error.
Edwin, intuyo que esta nueva novela será mucho más interesante que la titulada "Fatigas y desventuras del intrepido explorador Esper Matos".
ResponderBorrarLeña al osopeludo que es de trapo. Hasta que se aprenda el Catecismo.
se jodio oso peludo
ResponderBorrarJajaja , me mata el comentario de Damianca, te imaginas al pobre recibiendo de palos pa q se aprenda el catecismo? q ni se cuan largo o dificil sea, pero suena terrible jajaja, Y na!!! no me gusta la idea de las camisetas ,, empezare mi campaña pa q nadie las compre xD ,,, jijiji ...y si , tb coincido q me gusta mas esta historia,,, lo nomino pa Best Seller :P ,,, quiero me envies el mio con Autografo incluido ,,, y si se puede el osito q lo firme tb ! Chau!
ResponderBorrarHUYYYY
ResponderBorrar¡¡¡Ehto está gueno!!!
X está loco, eso no me lo esperaba...
como dijo alex, se jodio Oso peludo, se equivocó de victima...
Por cierto al final te falto una risa maquivelica algo asi como: Buuuaaaaaaaajajajajaj...
Efectos especiales cortesia de Goddess...:P
tatty... lo de aprender el catecismo era la rehostia... en la recatólica España de los coónes había que aprenderlo de memoria por los idem, precisamente, en la más tierna infancia. Una tarea ímproba por tratarse de un texto tan farragoso como incomprensible para mentes tan inocentes.
ResponderBorrarLa desastrosa memorización y el consecuente recitado deficiente ante el adusto maestr@ conllevaba el "merecido" e inevitable castigo (la letra con sangre entra, dice un viejo adagio) extraido de una larga lista de procedimientos a elegir por el bestia del ay@: tirón de oreja (con retorcimiento o sin él), capón normal( coscorrón proporcionado en la cabeza con los nudillos de la mano), capón "de lágrima" (coscorrón proporcionado en la cabeza con el nudillo del dedo corazón), colleja (golpe dado con la mano abierta en entre el cuello y la nuca), torta (bofetada), leche (bofetada contundente), hostia (bofetada superlativa), palmetazo en la mano abierta, o bien, palmetazo en la punta de los dedos agrupados en ese gesto que en Italia, no sé muy bien qué significa, pero sí sé que es insultante .
Como comprenderás... unos métodos muy didácticos...
Interesante! Gracias por explicarlo,,, nunca habia oido de esto ,,, po q le aproveche al peludito por equivocarse, talvez tamb aprende ortografía xD ñaca ñaca!
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