jueves, 16 de noviembre de 2006

Jesucristo es puertorriqueño

La primera vez que sospeché fue cuando leí El Nuevo Testamento. Este tipo Jesús se comportaba demasiado como un boricua. Un día los fariseos le trajeron una moneda romana con la cara del César. Jerusalén estaba, por supuesto, bajo la bota de Roma y los israelitas tenían que pagar impuesto, algo así como el impuesto sobre ventas y consumo (IVU) que Pedro Rosselló aprobó y ahora se niega a pagar. La estrategia de los fariseos era brillante. Le preguntarían a Jesús frente a sus seguidores si se debía pagar impuesto o no. Los gringos le llaman a esto un “win-win situation”. No hay manera de perder. Si Jesús decía que no había que pagar impuestos ahí mismo los romanos lo arrestarían como debieron arrestar al ex gobernador miserable de Puerto Rico que ayer se negó a pagar lo que corresponde del IVU en un restaurante. Si decía que sí había que pagar el impuesto romano se echaba en contra a los israelitas que detestaban la ocupación romana y la obligación de pagarle impuestos a una nación extranjera.

Me imagino a los fariseos salivando y relamiéndose cuando le hicieron la pregunta. Jesús tomaría la moneda en sus manos, los miró y les lanzó una de las preguntas torpedo más impresionantes de la historia. –“¿De quién es la cara en la moneda”?- les preguntó. No estaban preparados para lo que venía. Jesús debe haber sonreído levemente ante el triunfo inminente.

Hace años que no juego ajedrez. Demasiados. Nunca jugué en torneos pero era muy bueno. De los cientos de juegos que jugué sólo perdí una vez aunque no recuerdo contra quién fue. Sí recuerdo vívidamente lo que sentía cuando le tendía una trampa a mi contrario. Tres o cuatro jugadas más adelante caería. Y los movimientos predecibles de la presa que cayó. Y la sonrisa levemente dibujada del mate inesperado. La guerra persa del tablero me serviría más adelante para enfrentar diversas situaciones en mi vida.

Jesús esperó la respuesta inevitable. Sólo había una cara. Y contestaron. “- Del César” . Jaque mate. “Pues denle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”-

Esto me sonó muy puertorriqueño por la sagacidad que nos distingue. Las demás culturas dirán lo mismo pero el que escribe esto es boricua. Ahora mis sospechas sobre la puertorriqueñidad de Jesús se aclaran con la noticia de que ha vuelto al mundo, se llama José Luis de Jesús Miranda, vive en Miami y es puertorriqueño. Este José se ha declarado el Dios de dioses (aparentemente es politeísta) y Señor de señores. Tiene su propia página, Creciendo en Gracia, donde podemos ver su cara de fariseo hipócrita, como los que le llevaron la monedita a Jesús. Aún así tiene miles de seguidores a través de América Latina. Y ahora ha anunciado que el día 17 de diciembre del 2006 vendrá a Puerto Rico para el día del juicio. Yo ya puse la fecha en mi agenda electrónica para que no se me olvide.

Nada. Que los puertorriqueños estamos al palo. No sólo Jesucristo es puertorriqueño sino que el diablo también. Y se niega a pagar el 7% del IVU en los restaurantes.

PUBLICADO EN HTTP://EDWINVAZQUEZ.BLOGSPOT.COM


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6 comentarios:

  1. Anónimo2:29 a. m.

    BORAT

    Director: Larry Charles.
    Guión: Sacha Baron Cohen, Anthony Hines, Peter Baynham, Dan Mazer.
    Fotografía: Anthony Hardwick, Luke Geissbuhler.
    Música: Erran Baron Cohen.
    Intérpretes: Sacha Baron Cohen, Pamela Anderson, Ken Davitian, Pat Haggerty, Alan Keyes.

    Ver en www.boratmovie.com


    No apta para sujetos especialmente sensibles, esta comedia gamberra lleva a la gran pantalla las aventuras de un indignante, hortera y rematadamente colgado reportero de Kazajstán dispuesto a recorrer los Estados Unidos de América a los mandos de un carrito de helados, con el objetivo de elaborar un reportaje gráfico sobre las costumbres y el modo de vida de los americanos. Y ya de paso, por pedir que no quede, retozarse un rato nada menos que con Pamela Anderson.
    Borat, protagonista absoluto del film, es una especie de 'granada' cultural. Es esencialmente un naif, un delincuente de la oportunidad, que a lo largo de su periplo vacacional en la tierra prometida presenta una variedad de retratos ofensivos –y por ende divertidísimos, qué le vamos a hacer- de los diferentes grupos sociales que componen el heterogéneo mosaico que da forma a la gran familia americana; tales como feministas, judíos, negros, gays o cristianos fundamentalistas. Ahí es nada. Pero de Puerto Rico, los puertorriqueños y su particular galaxia, nada de nada, así que, Edwin, u os ignoran una vez más o es que no hay material ni para el cachondeo.
    En este aspecto la película es todo un acierto, porque es ahí, en la puesta al desnudo de las diferencias culturales que existen en América, que definen su presuntamente civilizada sociedad, donde la cinta encuentra su grandeza. Y lo hace gracias a la consecución de momentos tan provocadores como desrazonables. Tanto, que Borat tiene la energía suficiente para demostrar lo ridículo del comportamiento social y político que caracteriza al primero de los mundos.
    Y al mismo tiempo que se construye ese retrato extremadamente escatológico de la sociedad americana, el reportero nos presenta su país de origen, Kazajstán, como una especie de comunidad tribal, machista y antisemita. Aunque, en realidad, a través de un juego de sutilezas, lo que se está haciendo es una parodia de nuestra propia ignorancia, de nuestro desconocimiento y desinterés por el denominado Tercer Mundo.
    Todo a partir de gags exageradamente desvergonzados. De ahí que cuando uno ha oído un par de chistes sobre el tamaño del cerebro de la mujer o las extrañas costumbres de los judíos, se pone a pensar por un momento si se puede o no reír, si aquellas gracias son de recibo. Entonces observa la sala, se abstiene un rato, y cuando han pasado diez minutos el desconcierto generalizado que se vive al comienzo da paso a un completo despiporre, que obliga a la carcajada a lo largo de todo el metraje.
    La filmación de esta cinta significa arrastrar la bestia de la incomunicación y el desentendimiento cultural hacia la luz de la sátira -tan brillante como obscena, grotesca y soez, eso sí-. Todo en un intento de normalizar a través de la risa. Gran terapia, por cierto. Y eso ha pasado... que la película ha hecho reír a los millones de americanos que ya han pagado por ver la que es una parodia de sí mismos, absolutamente devastadora, insultante, gravísima... Por lo que una de dos: o no han entendido ni jota, o su sentido del humor, a la fuerza quizá, ha mejorado bastante con el tiempo. Ver para creer.

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  2. hey amigo enernesto me facina la manera tuya de poder intruducirte en la letras y bailar con ellas a tu son. Yo casi no puedo , pues mi tiempo de escribir es tarde en la noche o de madrugada y me salen una de errres por que me bailan los ojos al son del sueño. Nada pasala bien y sigue escribiendo, que tus temas de descarga me facinan y se que a los demas tambien

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  3. Anónimo1:40 p. m.

    ¿Ernesto? ¿Quién coño es Ernesto? ¡¡¡¡Eiiiiiiiii????? ¡¡¡¡Edwin!!!! Tú nos la pegas, y con un tal Ernesto, al cual tienes oculto... jodeeeeeeeeeerrr... virtudes públicas y vicios privados.... así va el mundo, si los limpios de corazón trasteáis asín... no me extraña que Bush sea a vuestros ojos un pecador de lesa Humanidad...

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  4. Anónimo11:25 a. m.

    ¡Ño! Edwin, entonces... ¡Jesucristo tiene ciudadanía norteamericana! y me pregunto: ¿Formará parte de ese 99% de puertorriqueños que no está dispuesto a perderla?


    ¿Tú que piensas al respecto chaval?



    ¡¡¡AAAAgggggggggggggg!!!!! que descojone....


    ¡Ay! bendito mira que si Jesucristo está de parte de Bush... la jodimos pues.

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  5. Damianca:

    Ya vi los cortos de Borat y he leído las reseñas. Lo irónico es que ya están tratando de censurarla en EEUU. Lo más irónico: el actor principal es un judío británico que cuando habla en supuesto Kazajstaní, o como se diga, en reaildad lo hace en hebreo.

    Marli:
    Es Edwin pero no te preocupes. No le hagas caso a Damianca que es un español malhablado.

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  6. Anónimo11:02 a. m.

    Edwin, constato que volviste batallador de tus vacaciones. Yo no soy malhablado, jodido pueltol-lo, es que soy incomplendido en la tiel-la del ¡ay! bendito.

    En Colombia no saben pronunciar la jota, dicen: ba-hando o jo-hiendo... yo creo que, como la el-le en Puelto Lico, es porque el Creador os puso más frenillo en la lengua que en la entrepielna....


    No me provoques. Por cierto... ayer y antesdeayer sobreviví a situaciones más surrealistas que la tuya de "El año de los largueros". Estoy tan traumatizado que soy incapaz, por ahora de hacer un relato medianamente coherente y objetivo.
    El martes noche, en la cama, con mi mujer... no, no hicimos esos que estás pensando, crápula, pero la única manera de rebajar nuestra tensión nerviosa era reírnos de tus largueros y de nuestra cruda mismidad. Porca miseria la de los que contratamos y pagamos servicios y nos ponen mierda y nos abofetean moralmente (duelen más que las hostias a mano) cuando nos quejamos.

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