martes, 28 de noviembre de 2006

La Última Cena de Tocino


El presidente de la Cámara de Representantes de Puerto Rico, José Aponte, anunció que someterán una medida para usar dinero del IVU para resucitar el barril de tocino. Esta es una partida de dinero que los legisladores se allegan para hacer con el mismo como les plazca. Tradicionalmente se usó para comprar votos. ¿Necesita Don Chencho una nevera nueva? El legislador se la compra. ¿Qué tal un juego de muebles nuevos? No se preocupe Don Chencho. ¿Sobró algo? Me quedo con él y lo uso para mi campaña. Gracias Puerto Rico.

Esta acción del grupo de Aponte es contraria a los que el pueblo claramente ha expresado. No queremos más abusos. No queremos más robos de nuestro dinero. Pero parece que no nos oyen. Están sordos y ciegos. A lo mejor se han metido tan en el fondo del barril de tocino que nuestro eco no les llega. Por lo menos sabemos que la medida no prosperará en el Senado y que el Gobernador no la firmaría.

En el 2008, al otro día de las elecciones, esta gente se estará preguntando qué pasó. Por qué el pueblo los saco a todos. Y el pueblo estará riendo y cantando como en una canción de Danny Rivera.

Foto de El Nuevo Día

4 comentarios:

  1. Bien dicen por ahí:"A cada cerdo le llega su Navidad"...

    El pueblo no olvida...

    Saludos!

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  2. Hada:

    ¿Dijiste "cerdo"? ¿Cómo se te ocurre? ;)

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  3. Anónimo10:49 a. m.

    Me preguto a que se debe tanta buena volundad, quieren fondos para hayudar al pueblo, SI PEPE!!!! ¿a quien quieren engañar? A que no aplica eso de manzanas podridas, por que lo que hay es un pure de materia fecal.

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  4. Anónimo12:19 p. m.

    La jerga puertorra, asimilada incluso a la cotidianeidad del lenguaje periodístico o político me subyuga a la vez que me entusiasma. Tenéis hallazgos lexicológicos tan sorprendentes como el barril de tocino. Este nombre es de una riqueza conceptual asombrosa, vamos, tan pasmosa como el ir a mear con la vejiga que te comprime las amígdalas y pugna por salir por la boca y no echar gota...
    Hasta el más lerdo entiende que la función de ese inexistente artilugio por ficticio define el unto, la pomada... entendidos como corruptelas inclasificables y ocultables.

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