Días FestIVUs

Fui ayer al supermercado a comprar alguna tontería que necesitaba. Entré con el carrito como siempre lo hago. Sin mirar a los lados, rogando que no se me cuadre en medio del pasillo una muralla de una misma familia ubicados de forma horizontal, de un lado del pasillo hasta el otro.

Este supermercado en particular tiene la ventaja de que queda en ruta a mi casa, por lo que no tengo que hacer desvíos mayores. Pero esta vez tan pronto entré noté algo extrano. Fui detuviendo el carito inconcientemente y me sentí como el personaje de Will Smith en la película "Independence Day" cuando sale de su casa a buscar el periódico. Lo abre, comienza a leerlo y lentamente torna su mirada a los lados para ver el vecindario lleno de gente. Los invasores habían llegado.

Miré con horror gente bloqueado los pasillos de esquina a esquina caminando a casi cero millas por hora con carritos llenos de cuanta comida basura se pueda imaginar. Mantecados mezclados entre tocinetas y gaseosas que de mirarlas dan piedra en los riñones, cajas grandes cuyo contenido me era indescifrable. Entonces vi las cajas registradoras y la larga fila para pagar. Solté las tres tonterías que ya tenía pues no haría esa fila.

Entonces me dirigí a otro supermercado donde el estacionamiento estaba tan lleno que me imaginé lo que me esperaba adentro. Entonces recordé. El gobierno había eliminado el IVU por unos días y la gente había salido de sus cuevas como hormigas desesperadas. Me dirigí a mi casa pues no iba a pasar por esa tortura la tortura de estar media hora en una fila.

Independientemente de lo que represente la orgía de compras de estos días ante la suspensión del IVU, es obvio que el pueblo no lo quiere. No hay que hacer un estudio científico para saberlo. Baste con ver los vídeos de hordas de personas cargando televisores plasmas que a lo mejor compraron a crédito.

Estoy de acuerdo con todos los análisis sobre lo que representa, en términos de valores sociales, el frenesí consumista de estos días. Es obvio también que los menos beneficiados son los que más necesitan ese alivio.

Lo que no se debe pasar por alto, sin embargo, es lo que debe estar pasando por las cabezas de los políticos. Y no dudo de que Aníbal Acevedo Vilá ha considerado seriamente dejar el IVU en suspenso hasta las elecciones. Cada vez que Aníbal ve un video de alguien cargando un plasma lo que ve es un voto más para su atribulada candidatura.