En la política puertorriqueña es un peligro usar animales para referirse a un contrincante político. Siempre se hace de forma despectiva, usando como referencia a algún animal que por sus atributos causarán un rechazo hacia el infortunado aspirante insultado zoológicamente.
Basta con recordar el mote de "caballo" que se le asignó a Carlos Romero Barceló por el Partido Popular Democrático. La idea era implicar que Romero era como un caballo bruto. Pero este, que es un animal político, o sea, una jodienda humana en cuanto a política se refiere, viró la tortilla, aceptó el mote con gusto y se autoproclamó caballo. Ahora no era el caballo bruto, sino el caballo varonil, el corcel galopante que no se detenía ante nada. Prácticamente un paso fino.
También estuvo "el gallo", mote con el que se referían a Rafael Hernández Colón. Claro que de entrada se hizo de forma positiva, como en la frase "el gallo que no se juye". Si no, pregúntenle a Baltazar Corrada del Río, candidato PNP a gobernador en alguna elección pasada. Este esperaba frente a las cámaras a que llegara Hernández Colón, quien se había atrasado para un debate. Convencido de que no llegaría, Corrada del Río comenzó a hacer referencia a que Hernández Colón se había "juyido". De pronto, en vivo, irrumpió frente a las cámaras Hernández Colón quien le dijo a viva voz: "Mete mano ahora". Hernández ganó aquellas elecciones y Corrada del Río se exilió en un suburbio de Virgina o Maryland.
Mucho tiempo después su hijo, Fulano (honestamente olvidé su nombre) Hernández Mayoral, fue seleccionado para aspirar a la gobernación de Puerto Rico cuando Sila Calderón decidió colgar los guantes. Los populares se volvieron locos porque vieron en el llamado "gallito" el candidato perfecto para vencer a Pedro Rosselló en las elecciones del 2004. Hubo una gran efervescencia popular y los PNPs por lo bajo reconocían que era un candidato fuerte.
Entonces sucedió algo cuyo desenlace no conocemos la mayoría de los puertorriqueños. Supuestamente el hijo de Fulano Hernández tenía una condición de salud grave que requería que el niño fuera tratado en los Estados Unidos. Esto impediría que Fulano se postulara y renunció a la candidatura.
Después de eso la prensa nunca explicó qué pasó con el niño. ¿Se curó? ¿Está bien? Comment allez-vous? Lo que sí sucedió es que el gallito bajó de categoría. Ahora le llamaban "gallo bolo" o "gallo manilo". Políticamente no se recuperó nunca. Ni lo hará jamás.
Después de que se quitó el gallo bolo entró Aníbal Avevedo Vilá. Ese se coló porque la jerarquía popular no lo quería. Hasta hablaban de postular al cuasi PNP Roberto Prats, uno de los elementos más conservadores en ese partido. El asunto es que Acevedo Vilá se metió a la fuerza y se convirtió en el candidato a gobernador por el PPD nada menos que contra Pedro Rosselló.
Poco antes de las elecciones El Nuevo Día había publicado una encuesta según la cual se garantizaba un triunfo arrollador de Rosselló sobre Acevedo Vilá. Otras encuestas lo confirmaban. Los populares estaban bastante apagados y resignados. No había efervescencia. Y entonces vino el debate por televisión.
Lo primero que hizo Acevedo Vilá que desajustó al desajustable Rosselló fue abandonar el podio y caminar hacia la cámara mientras hablaba. No sé qué neurona hizo click en el cerebro de Rosselló pero recurrió a la zoología. Dijo que Acevedo Vilá era un alacrán. Le atribuyó todas las cualidades negativas que un alacrán puede tener.
Afuera del estudio de televisión los seguidores de ambos bandos miraban en pantallas externas el debate. Y cuando Rosselló dijo alacrán alguna otra neurona de algunos de los populares, seguramente seguidor de aquel grupo musical "La Pandilla", comenzó a cantar: "El alacrán, el alacrán, el alacrán te va a picar".
Eso era lo que necesitaban los populares. Un grito sobre un animal ponzoñoso. Y el propio Rosselló se los había dado. Poco después Acevedo Vilá derrotaría a Rosselló por unos pocos miles de votos.
El PNP tiene un grave problema entre sus filas. Varios PNPs no quieren a Fortuño. Quieren a Rosselló. Han formado un movimiento de nominación directa algo desorganizado y sin unos líderes definidos.
Recientemente se le preguntó a alguno de los líderes principales del PNP que qué pensaba del movimiento. ¿Su respuesta? "Esos son cuatro gatos".
!Y dale con la fauna! ¿Pero es que esta gente no aprende? Cuando de política se trata dejen a los animales quietos. Ellos no son como nosotros, seres egoístas, destructivos, hipócritas. Se me hace que cuando los usan de mote envían señales vengativas a nuestros cerebros para desquitarse.
El fin de semana pasado el grupo de nominación directa de Pedro Rosselló fue convocado para marchar en San Juan. ¡Asistieron miles! Los rossellistas, a través de las entrevistas después del evento, se notaban preocupados con el fenómeno. Subestimaron al grupo. Si son genuinos, y si no votan por Fortuño, podrían causar su derrota.
Este es el problema de usar animales a manera de insultos en las campañas políticas. Los políticos no aprenden. Y si los líderes fortuñistas no han entendido este mensaje, sería bueno que repasaran en su mente lo que decían algunos de los carteles de los Rossellistas: "¡La gata parió!"
© Edwin Vázquez
Te quedó bien bueno el post..
ResponderBorrarY si miramos a la campaña en EEUU, vemos que por vez primera se usan los animales con Sarah Palin (barracuda, pitbull, pig). No recuerdo, al menos, que antes se haya hecho con algún otro político. ¿Recuerdas alguno?
No recuerdo ningún caso más allá del de hacer referencia a Quayle como quail, un pájaro de por allá. Pero nunca fue despectivo o positivo, sólo la relación fonética.
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