Fundamentalistas

Viven entre nosotros aquellos que deploran nuestra forma de vivir.  Nos critican, juzgan y condenan.  Son fanáticos y poseen la verdad absoluta.  Se rigen por la Biblia a la que consideran la palabra incorrupta de Dios. Piensan en blanco y negro; no hay tonalidades de grises.  Las mujeres son para ellos seres inferiores al hombre.  Citan pasajes de la Biblia para mantener a las mujeres bajo sumisión total.  Creen en la simplista historia de Adán y Eva, que subraya el señorío de los hombres sobre las mujeres.  

Los homosexuales y lesbianas son aberraciones peligrosas a las que hay que combatir. Políticamente son derechistas y asocian el concepto de independencia de Puerto Rico con la maldad.  Piensan que Estados Unidos es una nación con una función mesiánica, no importa lo que haga.  

Consideran a Israel el pueblo de Dios, contradiciendo sus propias prédicas relacionadas con el Nuevo Testamento.  No importa cuán abusadores y criminales hayan sido, y estén siendo, los israelitas con los palestinos en la Franja de Gaza y en Cisjordania.  

Creen en la interpretación literal de la Biblia y que el mundo fue creado en seis días.  Le asignan al planeta una edad aproximada de seis mil años, contradiciendo toda la evidencia histórica, arqueológica y geológica que señala que la Tierra tiene aproximadamente cuatro mil millones y medio de años de edad.  

No creen en la evolución como fuerza biológica que propende al desarrollo de las especies sino que Dios creó todo desde el principio.  Creen en el diluvio universal y que Noé construyó un barco donde colocó una pareja de todas las especies de la Tierra.  Algunos gritan disparates en sus cultos y alegan que están hablando en lenguas extranjeras.  Otros tiene la desfachatez de profetizar en medio de los cultos y alegar que es Dios quien habla a través de ellos.  

Creen, contra toda evidencia bíblica, que Jesucristo regresará para llevárselos en un supuesto rapto para salvarlos de un período de siete años de calamidad que llaman la Gran Tribulación. Dicen que en la Santa Cena Jesús no sirvió vino sino jugo de uva porque consideran que es imposible que el hijo de Dios se echara alcohol en la boca, contradiciendo no sólo la Biblia sino toda la tradición histórica de los judíos.

Creen que los gobiernos están para servirles a su Dios por lo que quieren eliminar el concepto de separación de Iglesia y Estado.  Quieren legislar para que su forma de vida sea la que todos llevemos so pena de incumplimiento legal.  Son los únicos que se van a “salvar” y los únicos que Dios aceptará en su reino.  A los católicos, musulmanes, judíos, budistas y todos los que profesen una religión distinta se los llevará el diablo, en quien también creen.  Serán lanzados todos estos a un lago de fuego y azufre que arderá para siempre, con nuestras almas en pena quemándose por toda la eternidad.  Y todo porque, según ellos, Dios es amor.  

No podemos quedarnos callados.  Tenemos que combatirlos.  Quieren dictar no sólo qué decimos sino qué comemos, cómo amamos y qué es permitido por ley.  Son un peligro para nuestra libertad.  Son el equivalente de un estado nazi.  

Yo sé cómo piensan y es un horror.  Lo sé porque fui uno de ellos.  

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