La presidenta de la Cámara de Representantes de Puerto Rico, Jennifer González, ha ordenado una investigación exhaustiva sobre la comida que sirven en la cafetería del lugar.
Específicamente González está preocupada porque entiende que las raciones que se sirven son muy pequeñas. Además ha ordenado que se investiguen los precios porque entiende que son muy altos. Recuerde que González come gratis pues usted y yo pagamos por alimentarla (como puede ver en la foto estamos haciendo un trabajo excelente). He aquí los precios de algunos de los platos servidos en dicha cafetería, la cual funciona como una cooperatia. Juzgue usted si los precios son altos o no:
Específicamente González está preocupada porque entiende que las raciones que se sirven son muy pequeñas. Además ha ordenado que se investiguen los precios porque entiende que son muy altos. Recuerde que González come gratis pues usted y yo pagamos por alimentarla (como puede ver en la foto estamos haciendo un trabajo excelente). He aquí los precios de algunos de los platos servidos en dicha cafetería, la cual funciona como una cooperatia. Juzgue usted si los precios son altos o no:
Lomo de cerdo en salsa de almendras: $5.75 y $5.15 para socios de la cooperativa; Chow mein de pollo: $5.25 y $4.95 para socios; Hamburger steak: $5.50 y $4.95 para socios; Pechuga de pollo con arroz y habichuelas: $4.00 y $3.70 para socios, y Muslo y cadera asado con arroz y habichuelas: $3.70 y 3.40 para socios.
Como ciudadano preocupado por el bienestar de nuestra señorita presidenta de la Cámara someto la siguiente resolución:
Que se le sirva el doble de la ración de todo plato que pida la presidenta de la Cámara, la Srta. Jennifer González a perpetuidad. También se propone a través de esta resolución que si la Srta. González, tras consumir las dos raciones indicadas en la oración anterior se queda con hambre, se le eche más comida hasta saciarla.
No lo puedo creer. Esto te lo inventaste, Edwin!
ResponderBorrarFini:
ResponderBorrarEste es el comienzo. Va mes y medio. Abróchate el cinturón porque you are in for the ride of your life!!! ¡Weeepaaaaaaaaa! ¡Que viva la jaujaaaaa!
Prometeo comenta vía email (tiene problemas accediendo la función decomentarios):
ResponderBorrar"Esa señora estaría mejor si le sirvieran la comida en un cubo...
Adelante y éxito.
aja... hazme un favor, pasa por mi blog y mira como yo veo todo este asunto. esta historia es "fokin" torcido.
ResponderBorrarComo se está muriendo de hambre y ella no devenga un sueldo por su trabajo (que no es mas que estar perdiendo el tiempo) en la Cámara de Representantes, deberían de guardarle todo lo que sobra de la cafetería y llevarselo a su oficina antes de que termine su jornada laboral diaria a ver si asi se le llna su pequeño estómago !!!!
ResponderBorrarVoy para la Legistura a comer, sale más barato que en cualquier otro sitio, incluída la cafetería de UPR
ResponderBorrarJejeje!
ResponderBorrarLa niña me pareció humana en su apreciación por el arte y otras de carácter autodidacta. O así la "vendieron" un día en entrevista en que posó para el diario ése... el q. a veces endiabla y otras es comedia.
Pero esta investigación es tan culinariamente surreal, decadente.
Nerón toca su arpa mientras mientras la grasa chorrea de su boca y Roma arde.
Lo único útil es conocer esos precios.
Cuántas personas caben en esa cafetería?
Será una cucharadita de arroz lo que sirven?
En fin.
:O
Edwin y los demás comentaristas:
ResponderBorrarNo si me gusta más la entrada o los comentarios. Con estas cosas, es verdad, no nos queda más remedio que reirnos.
Lo que viene pasando aquí es que el concepto de lo que es una ración de comida para mí y para el resto de las personas normales en el país es completamente diferente al que tiene Jennifer González. Imaginense, una persona que aumentó 80 libras en su quehacer como legisladora, obviamente comiendo en esa cafetería, tiene que estar preocupada por la ración que se le sirva.
ResponderBorrarYo debería de entender que por el resultado de pesar esas 80 libras de más, bueno no de más, realmente ella ya estaba sobrepeso cuando llegó, haría a uno pensar que tiene la sospecha que las raciones son demasiado de altas. Pero no, la cabrona quiere comer más. Pues que le den la ración que le correspondía a San Inocencio porque la de Colón Mayoral que no se vista que no va.
Y con la dieta que le pagan, que aprentemente ciento y picos de dólares no le dan para comer, pues es menester investigar los 'altos' precios de la comida.
¡Santo Dios!