A un vendedor de frutas le decomisaron su carrito así por que sí. Que si la ley esta, que si la ley aquella. Pero ese carrito era el único sustento que tenía aquel pobre infeliz para alimentarse a sí mismo y a los suyos. Levantó su rostro y reclamó su dignidad. Entonces ocurrió algo inesperado: al perderlo todo perdió hasta el miedo. Su nombre era Mohamed Bouazizi. Se echó gasolina, se prendió en fuego como un acto de protesta, y semanas después cayeron dos de las dictaduras más poderosas de África del Norte: Túnez y Egipto.
Mensaje al gobierno de Puerto Rico: cada vez que un estudiante o cualquier otro ciudadano grita en protesta, escucha bien. Podría ser el principio de tu fin.
Qué se hace si no quieren oír? Creo que esto es algo más que obvio. Sin oídos ni conciencia.
ResponderBorrarEstoy ya perdiendo la esperanza de que otro detonante que no sea la muerte de alguien (como lo fue en vieques)
ResponderBorrarCierto. Aparentemente hace falta el derramamiento de sangre. Mira lo que pasó después de que asesinaron a Cristo.
ResponderBorrarHace tiempo ambos lados en la disputa están buscando un mártir. La policía y los estudiantes. Deben haber una mejor manera de promover un causa. Lamentablemente como dice Fulano en este país a menos que no se muera alguién no hay reacción.
ResponderBorrarAdelante y éxito.