martes, 31 de mayo de 2005

JUDAS

Edwin Vázquez de Jesús


Cuando Judas crecía en los campos de Israel nunca pensó que sería famoso. Que su nombre trascendería la historia. Que niños y niñas a través de los siglos gritarían su nombre. Que absolutamente todo ser humano que nació después de su muerte sabría de él. Judas. No sé qué deuda tenía con algún usurero. O si padecía de adicción a las apuestas, como esos viejos que se gastan el cheque del seguro social los viernes en los casinos de San Juan. A los que los casinos les roban el cheque del seguro social. Lo que sé es que por treinta monedas, cuyo valor actual desconozco, entregó a un tal Jesús que predicaba un nuevo reino en medio de un Jerusalén colonizado por la primera potencia mundial de la época. Judas sería famoso por todas las razones equivocadas. Su nombre gritado se convertiría en un insulto.


Hoy una turba llenó las gradas del Senado de Puerto Rico y le gritó Judas a los senadores del PNP que no apoyan a Pedro Rosselló. A los que no están dispuestos a ceder el derecho constitucional de representar a los que los eligieron. A los que no están dispuestos a violentar la constitución de Puerto Rico permitiendo que un partido político tome por asalto el control del Senado. La turba rabiosa gritó Judas. Convirtieron a ese cuerpo memorable en una cloaca. Vomitaron improperios. Gritaron sus consignas politiqueras. Norma Burgos, que se llenó de gloria con su lucha por la salida de la armada norteamericana de Vieques, se desencajó gritándole incoherencias al presidente del Senado, Kenneth McClintock. Destruyó su futuro político porque los puertorriqueños tenemos memoria histórica y lo que están haciendo en el Senado no lo perdonaremos ni lo olvidaremos. Allí entró José Aponte, el presidente de la Cámara de Representantes, con varios de sus seguidores a darle consejos a Rosselló. Todo esto en medio de una sesión ordinaria del Senado. El mismo Aponte que parece tener de cerebro lo que Benedicto XVI tiene de pentecostal. No se aprobaron los nombramientos del gobierno que se tienen que aprobar. No se aprobaron los proyectos que se tienen que aprobar. El senador por Arecibo compró su pasaje hasta el Senado y decidió que lo debía presidir pero no ha podido. Ha arrastrado consigo a toda la basura politiquera convirtiendo al Capitolio en un vertedero.

El nombre que más resonó entre las paredes de ese cuerpo hasta hace poco honrado no fue el de Rosselló. No fue el de McClintock. El nombre que más resonó fue el de Judas. De todas las injusticias que se están cometiendo por parte de Rosselló y sus secuaces esa es la mayor. Mancillar el nombre de Judas es imperdonable. Las turbas rabiosas deberían saberlo. Judas entregó a Cristo. Pero tuvo la dignidad de arrepentirse y hasta de quitarse la vida. Los que gritaron Judas hoy deberían lavarse la boca antes de pronunciar su nombre. Porque Judas tuvo más dignidad que la que ellos tienen.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Opina aquí