jueves, 5 de enero de 2006

Diez Indicadores de Inteligencia

Después de una investigación harto rigurosa he llegado a la conclusión de que la inteligencia de una persona no se mide por pruebas estandarizadas (e.g. I.Q.) o por grados académicos sino a través de una serie de indicadores conductuales sencillos que he denominado indicadores de inteligencia (ii). Los iis se dan en contextos de interacción social y son más marcados en lugares como supermercados, en reuniones y en las carreteras del país. A continuación les presento diez de los iis que he observado. Admito que el término puede ser confuso pues lo que detallo abajo lo que denota es la falta de inteligencia. Es por esto que el término ib (indicadores de brutalidad) puede ser usado también.

ii-1: Estás en la caja registradora y haces el segundo turno. Al cliente al frente ya le “escanearon” todos los artículos y en vez de moverse para pagar se queda espetado como una estaca bloqueando el “counter” donde podrías poner todos tus artículos mientras él o ella paga. Ahora con su santa paciencia espera a que le digan el total, se mete lentamente la mano en el bolsillo si es hombre o, peor aún, en la cartera llena de escombros si es mujer. En este último caso sacará un fajo de billetes y luego buscará por todo el reguero cartero unas moneditas que no aparecen para pagar la suma exacta.

ii-2: Estás en una megatienda, con sus espaciosos pasillos y vas con tu carrito con la prisa característica de los que no tenemos tiempo para perder. Entonces los ves y se te mete lo de psycho. Una familia entera está caminando al frente a paso de tortuga bloqueando todo el maldito pasillo. Sientes la tentación de hacerte el pendejo y atropellar a uno de ellos con el carro de compras -Oooops! Perdón, fue sin culpa!- pero algo llamado civilidad te lo impide.

ii-3: Estás en la fila de pago de la tienda que sea. Hay varias cajas registradoras. Eres el último. Ahora viene una señora y se aposta al final de la fila de al lado y le dice a su hija que se coloque detrás de ti. Así se ha agenciado dos posiciones en dos filas distintas para usar la que se mueva más rápido.

ii-4: Estás en una larga fila. La única. No se mueve. Han pasado diez minutos y nadie se ha movido. Sulfurado vas al frente y ves que una cliente está haciendo pasar las de Caín al cajero porque tiene como treinta cupones de otras tiendas y quieren que le adjudiquen el precio correspondiente, a lo que tiene derecho porque es política de la tienda. El problema es que el artículo anunciado en el otro “shopper” es a todas luces distinto. Ahora ocurre un impasse. Ni el cajero cederá ni la clienta. Miras incrédulo al resto de la fila y les ves a todos la cara de los idiotas del siglo. Esta gente se va a quedar callada. Tienen cara de - “qué chavienda, nos están clavando pero no podemos hacer nada”. Por supuesto estallas y reclamas que el impasse se rompa. Le dices a la clienta que los demás tienen derecho a que les cobren y al cajero que mueva la cosa. Nada. Ahora reclamas a viva voz que venga el gerente. Le explicas lo que pasa y el tipo, por suerte, pone cara de “esto no debería pasar” y abre otra caja registradora. Ahora eres el primero, te lo ganaste. Pero te come la furia al escuchar a los idiotas silenciosos de la fila expresar, ahora, su indignación ante el retraso. Y algunos asintiendo de satisfacción como la hiena Ed de “The Lion King”.

ii-5: Vas conduciendo por la vía principal. A lo lejos ves el carrito haciendo el pare en la vía secundaria. Tiene tiempo de meterse a la principal porque aún estás lejos. Pero no lo hace. Y tus peores temores se hacen realidad. El viejo espera a que estés cerca y entra a la vía haciéndote frenar repentinamente para no embestirlo. Para colmo, ahora guiará el resto del trayecto a 25 millas por hora. Sientes el deseo de pasarle la “troca” por encima al carrito, con todo y viejo dentro, pero algo llamado civilidad te lo impide.

ii-6: Compraste tu tarjetita electrónica para pasar por el expreso sin pagar en las casetas. Ves todos los días a cientos de conductores atrapados en el tapón del peaje y te preguntas por qué no compran la dichosa tarjetita. La misma gente, el mismo tapón. Es domingo de fin de semana largo, pasas por el autoexpreso sonriéndo feliz de no ser uno de esos idiotas que pasarán media hora esperando para pagar. Aunque alguno de esos idiotas siempre comete la idiotez de meterse en el autoexpreso y lo ves a lo lejos dando reversa. Aceleras para atraparlo en el carril, entre los tubitos y le tocas bocina como si se fuera a acabar el mundo. El viejo no tiene remedio, no podrá salir así que cruza el sensor y le espetan $100.00 de multa. Te sonríes de nuevo.

ii-7: Estás conduciendo por el centro comercial para estacionarte. Vas por las vías de tránsito, no por entre los espacios de estacionamiento. De pronto te cruza de la nada un animal que conduce por entre las líneas zigzageando como si todo el estacionamiento fuera una pista de carreras.

ii-8: Estás en la reunión y suena un celular. No es el tuyo porque la gente inteligente lo pone a vibrar antes. Pero no sólo suena sino que la persona, en medio de las discusiones, lo contesta-”Aló, aló”-¿Quién me habla?- Le quieres decir que debe ser su madre la ramera pero algo llamado civilidad te lo impide.

ii-9: Estás en la reunión, ves la agenda y como siempre los puntos más importantes están al final. Ahora se da el efecto acordeón. Estiran la agenda de tal modo que las idioteces del principio las discuten ad nauseum y cuando sólo quedan veinte minutos se quejan de que no dará tiempo para discutir lo verdaderamente importante por lo que tendrán que convocar otra reunión. Decides saltar sobre la mesa, coger por el cuello al que dirige y estrangularlo gritando -¡No quiero más reuniones!- mientras golpeas su cabeza ensangrentada contra el piso. Pero algo llamado civilidad te lo impide.

ii-10: Faltas a una reunión. Nunca te enteraste que te habían citado. Preguntas y te dicen que te enviaron un email. Te miras el cuerpo a ver si alguien te ha insertado una Blackberry por uno de tus orificios mayores que le permita a la gente presumir que tú estás conectado todo el tiempo a la internet. Quieres quitarte la ropa para demostrarles que no tienes la Blackberry metida por ya sabemos dónde a lo mejor cabría pero algo llamado civilidad te lo impide.

Esta es una lista parcial. Si has descubierto algún ii o ib favor de compartirlo con los lectores de C&G.



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