domingo, 9 de mayo de 2010

Biología de Madres

Benditas sean todas las mujeres.  Ellas fueron seleccionadas por la naturaleza, no los hombres, para ser el instrumento biológico donde los humanos somos concebidos y donde nos desarrollamos hasta el nacimiento.  Son ellas las que nos proveen ese primer alimento en forma de leche y, a través de ésta ,su inmunidad prestada en los anticuerpos que contiene.  Todo esto en un contexto de ternura y amor.

La primera mujer a la cual podemos trazar nuestra descendencia, la llamada Eva mitocondrial, vivió hace unos 200,000 años en África.  El nombre se deriva de la Eva bíblica y de los análisis de ADN mitocondrial, que sólo proviene del linaje materno ("matrilineal").  Eso no significa que en esa época había una sola mujer, sino que es aquella para la cual tenemos datos de una línea de descendencia ininterrumpida hasta el presente.  

El equivalente masculino de la Eva mitocondrial, el Adán Y-cromosomal, vivió hace unos 90,000 años en África. Su nombre deriva del personaje bíblico y de los análisis del ADN del cromosoma Y, que sólo poseen los hombres y por supuesto permite estudiar el linaje paterno ("patrilineal"). Tampoco significa esto que en esa época había un solo hombre.  Como en el caso de la Eva mitocondrial, el Adán es aquel para el cual hay tenemos datos de una línea de descendencia ininterrumpida hasta el presente.  

Por supuesto aquí parecen haber incongruencias.  La primera y más reveladora es que en términos evolutivos, parecería ser que la mujer vino primero que el hombre.  Y no debería extrañarnos si estudiamos la composición del más miserable de los 23 cromosomas, el Y.  Este es el más pequeño y sólo posee 86 genes, que codifican solamente para 23 proteínas distintas.  Eso es casi nada. Literalmente.  Por el contrario, su cuasi homólogo, el cromosoma X, posee unos 2,000 genes.  De hecho, ambos cromosomas, denominados "sexuales" pues determinan el sexo del individuo, se originaron de un par de cromosomas presentes en el ancestro común de todos los mamíferos.  

En algún momento de nuestra historia evolutiva, uno de los dos cromosomas ancestrales sufrió cambios que resultaron en que perdiera casi toda su información genética.  De ahí deriva el cromosoma Y.  En aquellos mamíferos donde no ocurrió esto, el otro cromosoma representa la segunda X de las mujeres.  De ahí que el par 23 en las mujeres es XX y en los hombres es XY.

Esto apunta a una posibilidad sencilla pero revolucionaria: que las mujeres vinieron primero que los hombres.  Tiene sentido.  Son ellas las que son capaces de concebir y permitir el desarrollo de los individuos.  No podría ser al revés.  Claro que esto no lo enseñan en el gobierno, en las iglesias o en las escuelas.  Esos son campos controlados por los hombres y les conviene la leyenda de una mujer  sumisa que sale de una costilla, hecha para servirles.  Pero parece ser que la biología apunta a otra cosa, una posibilidad liberadora: los hombres salieron de las mujeres.  Total, que así ha sido siempre. En el pasado evolutivo no tenía por qué ser distinto.

En este Día de las Madres felicidades a todas las mujeres que nos permitido a los hombres existir.  


© Edwin Vázquez de Jesús
Universidad de Puerto Rico en Cayey

Se permite su reproducción con las debidas atribuciones.

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