© Edwin Vázquez de Jesús, Ph.D.
Universidad de Puerto Rico en Cayey
Los humanos necesitamos vitamina C (ácido ascórbico) para vivir, lo que lo convierte en un nutriente esencial. Pero no tenía por qué ser así. Llevamos en uno de nuestros cromosomas, en el 8, una versión dañada del gen que le permite a la mayoría de los demás mamíferos, y a otros organismos, producir su propia vitamina C. El gen se llama GULO, una abreviación del trabalenguas químico “oxidasa de gulonolactina-L”. ¿Qué pasó? ¿Por qué cargamos en nuestro genoma un gen dañado, un seudogen, que de nada nos sirve? La respuesta sencilla es la evolución.
La dieta de los humanos siempre incluyó alimentos ricos en vitamina C, especialmente frutas y vegetales. Por tanto, poseer este gen no nos daba ninguna ventaja adaptativa ni evolutiva. En tal sentido, cualquier mutación que dañara al gen no tendría efecto en nuestra supervivencia y pasaría desapercibida. Los humanos que portaran dicha mutación seguirían reproduciéndose y pasándole el gen mutado a su progenie, que a través de miles de años seguiría acumulando más mutaciones. De hecho, si comparamos el pseudogen GULO de los humanos con el gen funcional en otros mamíferos, el 20% de nuestro gen está mutado. Los mamíferos que tienen el gen funcional incluyen a los perros y gatos, por lo que no se preocupe en darles alimentos ricos en vitamina C. Ellos mismos la producen.
¿Qué sucede si usted no consume vitamina C? Padecerá de escorbuto (“scurvy”), una enfermedad que fue descrita en los marineros, quienes empacaban frutas para sus viajes pero éstas se les dañaban. Una vez en alta mar, y sin suministro de vitamina C, sufrían las consecuencias de la enfermedad. La vitamina C es necesaria para la síntesis de colágeno, la proteína más abundante en nuestros cuerpos y un componente esencial de la red de proteínas que unen a la mayoría de los tejidos (la matriz extracelular). Además participa en el proceso de la coagulación de la sangre. El cirujano James Lind, de la Armada Británica Real, descubrió en el 1747 que algo en las frutas prevenía el escorbuto. Por esta razón a los marineros se les obligaba a tomar jugo de lima en sus travesías en alta mar (de ahí que a los marinos británicos se les dio el sobrenombre de “limeys”).
Lo interesante de que poseamos el gen GULO mutado es que no somos los únicos. Otros organismos han sufrido, en su propio pasado evolutivo, otras mutaciones que dañaron la funcionalidad del gen. Entre éstos se encuentran los murciélagos y los conejillos de Indias. Pero esa es una historia distinta. La que nos concierne es la del orden taxonómico de los primates, que incluye a los prosimios (lemures, lórises, gálagos y tarsiers) y los simios (monos y simios superiores, donde se ubican los humanos). Todos los primates tienen el gen mutado esencialmente en los mismos lugares comparado con los humanos. Esto constituye evidencia de que compartimos un antepasado común. Más aún, cuando comparamos el GULO mutado de los chimpancés, nuestros más cercanos familiares evolutivos, descubrimos que ambos poseemos exactamente la misma mutación en exactamente el mismo lugar y en el mismo cromosoma. Eso nos dice que el ancestro común de ambos organismos sufrió las mutaciones adicionales y nos las dejó como legado y evidencia de nuestro pasado biológico compartido.
De esta forma, el seudogen GULO se une al cromosoma 2 como testigo silente pero poderoso de nuestra evolución.
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Saludos desde Mexico,
ResponderBorrarmuy importante la vitamina C, mi mama dice:
"si no comes una fruta, por lo menos chupate un limon"
malamente en realidad no me gusta el limon pero leyendo esta nota cientifica veo que es importante las frutas en nuestra alimentacion de nosotros los seres humanos.
No me imaginaba que causara 'escorbuto' que es una avitaminosis producida por la deficiencia de vitamina C en un organismo.
Que pasen una bonita tarde gracias por la informacion.
Gracias por tu comentario Ricardo.
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