El gobierno de Estados Unidos está buscando un lugar adonde mudar los prisioneros que tiene en la base militar de Guantánamo, en Cuba. Se han estado barajando varios lugares como alternativas, y aunque el Pentágono se ha negado a mencionar cuáles son, los puertorriqueños debemos estar vigilantes para que no conviertan a Puerto Rico en su cárcel internacional.
Ya lo habían hecho en en el 1980 cuando metieron a inmigrantes haitianos en una base militar en condiciones infrahumanas en Juana Díaz. Esto tras la oleada de cubanos que salieron de Mariel y fueron recibidos con los brazos abiertos por las autoridades estadounidenses en Estados Unidos. Mientras tanto, los haitianos negros eran devueltos al régimen del criminal dictador Baby Doc Duvalier o arrestados. Aunque hubo protestas locales, debe quedarnos el bochorno de no haber derribado las verjas de la opresión haitiana para liberar a los hermanos caribeños.
A este escenario hay que añadirle el hecho de que el nuevo gobierno de Puerto Rico estaría afín a un acuerdo para la posibilidad de trasladar a los presos talibanes, los terroristas e inocentes que tienen en tierra cubana. No olvidemos que en Guantánamo se están violando todos los protocolos internacionales relacionados con el trato justo de prisioneros de guerra. Allí se han llevado torturas deshumanizantes que han incluido el "waterboarding", entre otras técnicas medievales de abuso.
En este momento no hay evidencia de que Puerto Rico sea una de los lugares que está siendo considerado. Pero dada la historia de usos y abusos de nuestro suelo para ejecutar acciones que Estados Unidos no se atreve llevar a cabo en su suelo nacional, porque sabe que sus ciudadanos no lo permitirían, tenemos que estar muy atentos.
Bajo ninguna circunstancia debemos permitir que Puerto Rico se convierta en la cárcel internacional de los Estados Unidos de América.
