Maldito sea el imperio en que vivimos
sombra idolátrica de Baales
Mammón infructuosos ideales
designios inescrutables del destino.
Malditas sean las piedras del camino
el demonio hacedor de los ultrajes
las espinas sangrando de coraje
el coraje manchando los espinos.
Por ser tú en versos te maldigo
maldito tu hora y tu existencia
sacudo mis pies de tu polvo y grito:
¡Maldito el que salga en tu defensa,
el que no maldiga lo que no bendigo
y quien no escupa estando en tu presencia!
© Edwin Vázquez de Jesús
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