Me encuentro en el aeropuerto internacional Luis Muñoz Marín en ruta a San Diego para asistir a una reunión de la "American Society for Cell Biology". Viajo con dos colegas de la universidad. No he tenido inconvenientes mayores pero uno de mis colegas tuvo ya un problema con cuatro manzanas. Más bien, por cuatro manzanas. Después de recibir la etiqueta que certificaba que no llevaba productos agrícolas prohibidos por los norteamericanos, y a apunto de entrar al terminal, una chica experta en frutas detectó la presencia de varias manzanas en uno de sus bultos.
Por supuesto, por aquello de la seguridad nacional, ella le exigió que se deshiciera de las manzanas inmediatamente. Le explicó que las manzanas, que originalmente llegaron a Puerto Rico de California, no pueden ser transportadas a su nación de origen porque podrían tener larvas de Drosophila, la mosca frutera. Por supuesto que en Estados Unidos hay Drosophilas, pero presumo que las de allá son mejor que las de acá. La experta en frutas le exigió al colega comerse las manzanas allí frente a ella o entregarle las tres armas biológicas, a lo que se vio obligado a acceder.
Ya se iba cuando la chica le gritó de nuevo. Ella detectó a través del bulto una hichazón manzanera. Le preguntó si él cargaba otra de esas peligrosas frutas. Él tuvo que soltar la última que le quedaba. Luego, como cargaba una botella de agua, le pidieron que se la tomara in situ o botara la botella. Él se la tomó por lo que pronto contrabandeará el líquido al interior del avión en su cuerpo.
El otro colega perdió su desodorante y su pasta de dientes. Yo no he perdido nada porque ya he pasado muchas veces por esto. Eso sí, tengo el pelo como un puerco espín. El que me lo toque se hincará porque me unté suficiente gel para que me dure dos días. Otra forma de contrabandear cremas a un avión.
Pronto sale el avión. Haremos escala en Dallas, Texas. Allá trataré de contarles las nuevas incidencias. Espero que nadie sufra de flatulencia en este vuelo.
Por supuesto, por aquello de la seguridad nacional, ella le exigió que se deshiciera de las manzanas inmediatamente. Le explicó que las manzanas, que originalmente llegaron a Puerto Rico de California, no pueden ser transportadas a su nación de origen porque podrían tener larvas de Drosophila, la mosca frutera. Por supuesto que en Estados Unidos hay Drosophilas, pero presumo que las de allá son mejor que las de acá. La experta en frutas le exigió al colega comerse las manzanas allí frente a ella o entregarle las tres armas biológicas, a lo que se vio obligado a acceder.
Ya se iba cuando la chica le gritó de nuevo. Ella detectó a través del bulto una hichazón manzanera. Le preguntó si él cargaba otra de esas peligrosas frutas. Él tuvo que soltar la última que le quedaba. Luego, como cargaba una botella de agua, le pidieron que se la tomara in situ o botara la botella. Él se la tomó por lo que pronto contrabandeará el líquido al interior del avión en su cuerpo.
El otro colega perdió su desodorante y su pasta de dientes. Yo no he perdido nada porque ya he pasado muchas veces por esto. Eso sí, tengo el pelo como un puerco espín. El que me lo toque se hincará porque me unté suficiente gel para que me dure dos días. Otra forma de contrabandear cremas a un avión.
Pronto sale el avión. Haremos escala en Dallas, Texas. Allá trataré de contarles las nuevas incidencias. Espero que nadie sufra de flatulencia en este vuelo.
Quizá la chica tenía antojo de manzana y bueno al ver que en una mochila habían cuatro no perdió tiempo.
ResponderBorrarEspero todo continúe de la misma forma, sin inconvenientes...
lol!!!!!!
ResponderBorrarBuen viaje...