domingo, 4 de enero de 2009
El Problema de los Estadoístas es el Español
domingo, 8 de julio de 2007
Berenjenas y otras revelaciones

Salí disparado a la alacena y leí las etiquetas: calcium disodium EDTA, Red 40, Acesulfame Potassium, Modified Corn Starch, Sodium Polyphosphate, Monosodium Glutamate…y la gran verdad rodando por los labios como el “Contemplado” de Pedro Salinas: “estás comiendo mierda”.
"Perhaps the mystery is a little too plain" (The purloined Letter, Edgar Allan Poe)Hay verdades tan evidentes que no las vemos por la ofuscación del día a día. Edgar Allan Poe lo ilustró muy bien en su cuento “The Purloined Letter” según el cual la evidencia crucial contra el protagonista, la carta inculpatoria, no había sido encontrada por la policía después de virar su departamento al revés. No la encontraron porque estaba en un lugar obvio. Lo que sucede es que cuando las personas se hacen de una idea se les hace difícil ver lo que está frente a sus narices. Thomas Kuhn abordó el tema en "La Estructura de las Revoluciones Científicas. En esencia nos decía que la verdad aceptada por las sociedades era un constructo de experiencias que no necesariamente eran ciertas. Aún así, existía, existe, una oposición natural hacia las ideas nuevas. Pero tarde o temprano nuevas ideas emergen, nuevas explicaciones son ofrecidas y lo que antes se daba por hecho es ahora parte de la ignorancia histórica. Hasta que llegue una nueva explicación. Le llamó "revoluciones paradigmáticas".
Así sucedió con la cosmovisión medieval. Tuvo que venir Copérnico y luego Galileo para romper con una de las concepciones más arraigadas de la historia antigua: que la Tierra es el centro del Universo y el Sol gira alrededor de ésta. Obvio. La gente lo veía salir por las mañanas y moverse a través de la cúpula celeste. Se movía el Sol. La Iglesia tomó como una herejía este nuevo conocimiento que Galileo exponía. Al final Galileo tuvo la razón.
La revelación que tuve no fue nada revolucionario. Es una de esas cosas que es evidente pero toma tiempo aceptarlas. Para muchos parecerá una tontería. Pero que se meta en las profundidades de la corteza cerebral y establezca sinapsis de larga vida es otra cosa.
Es un asunto de comida. Pero de comida de la tierra. Cosas que salieron de una planta vegetal y no de una planta procesadora. Es la convicción de que la evolución nuestra no fue un evento divorciado de la evolución de las plantas que nos alimentan como no lo fue la evolución de los insectos que polinizan a esas plantas. Somos uno. Abeja y flor, abeja y hombre, abeja y mujer.
Por eso los colonizadores de Europa que salieron de África produjeron menos melanina. El pigmento negro que absorbe los rayos dañinos de la luz ultravioleta no hacía tanta falta en el hemisferio norte. Pero sobre todo estuvo el hecho de la falta de alimentos que proveyeran vitamina D en aquellas regiones. Dado que la piel puede producir esta sustancia, pero si es inducida por los rayos del sol, resultaba ventajoso en términos evolutivos producir poca melanina. De ahí la tez más clara de los norteños.
La gran revelación se ramificó. La naturaleza tiene todo lo que necesitamos, no el supermercado. Los aguacates producen sustancias que reducen el colesterol malo en la sangre. Las berenjenas son diuréticos naturales. Los tomates tienen antioxidantes que nos protegen del cáncer. Hemos evolucionado paralelamente para protegernos el uno y el otro. Casi un caso de mutualismo pero a una escala mayor.
Miré nuevamente a mi huerto. Los tomates paridos. Las berenjenas florecidas. Los pimientos madurando. Y los ajíes dulces y picantes listos para la cosecha. Pensé entonces en la basura que nos echan en las hamburguesas callejeras. El pollo frito de la franquicia venenosa. La decisión fue fácil. No vuelvo a comer basura enlatada, basura congelada, basura procesada.
Si no lo puedo cocinar no lo comeré.
Edwin Vázquez
sábado, 28 de enero de 2006
Multizos
No sé qué ha pasado que hemos dejado de producir melanina. Esto me preocupa porque cuando apriete el rubio en el verano los blancos nuevos de esta nación caucásica estarán expuestos al cáncer de la piel. Los vendedores de bloqueadores solares harán su agosto. Recuerden comprar un bloqueador con un índice de protección solar de 15 ó más. En inglés, porque además de blancos somos bilingües, se dice SPF-15, o “solar protection factor-15”. Me cuenta mi padre que en la guerra de Korea, la noche anterior a la que tendrían que tomar una colina, nerviosos por la inminencia de la muerte, recibió una carta de su suegra. Papi es negro. Mami es blanca. Y la suegra, mi abuela, no soportaba la idea del negro mancillando la blancura de su hija. Así que justo antes de tomar la colina, leyó la carta que decía: ¡“Ojalá te maten por allá”!
No sé qué mensajes prefieren los soldados ante la certeza de morir pero sospecho que ese no está entre los primeros. Por supuesto papi sobrevivió a la guerra, que es la razón por la que escribo esta columna. Porque tan pronto regresó hizo lo que tenía que hacer y mami me concibió. Soy un “baby boomer”. En los Estados Unidos me sorprendió la insistencia en clasificar a la gente en categorías raciales. Y la clasificación era una muy tajante. Casi como la de los Afrikaans en África del Sur durante el apartheid. Allá, en los EEUU, los puertorriqueños blancos no son clasificados como “white”. Aunque sean jinchos, rubios y de ojos azules. ¿Y qué son? ¡Les llaman Puerto Ricans! ¡Dah!
Edwin Vázquez de Jesús
Tags: raza Vasconcelos melanina mulato mestizo racismo